Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2011

DESHACERNOS DEL MUNDO

VII. EL FUNDAMENTO EN BASE AL CUAL NOS DESHACEMOS DEL MUNDO [La base para hacer frente al mundo es la misma que para hacer frente al pecado. Depende del sentir de la vida divina que obtenemos en nuestra comunión con Dios. Dios no pide que nos separemos inmediatamente de todo lo profano y de todas las cosas que nos usurpan, sino que quiere que nos deshagamos de las cosas que consideramos profanas y que nos usurpan. En la práctica, puede ser que haya cien cosas profanas en nosotros, pero durante nuestra comunión con Dios sólo estamos conscientes, quizás, de diez. Entonces, Dios sólo nos hace que seamos responsables de estas diez; y no de las noventa restantes. No es sino hasta que hayamos alcanzado cierto grado de comunión en vida que podremos percibir las noventa restantes, y tratar con ellas.] [Hay dos factores que influyen decisivamente en nuestro sentir interior hacia el mundo: nuestro amor hacia Dios y nuestro crecimiento espiritual en la vida divina. Hemos dicho que Dios mismo es

COOPERAR CON EL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu en nuestro espíritu constantemente se mueve, opera y actúa en nosotros de una manera positiva. En 1 Juan 2:27 se nos dice que la unción que hemos recibido del Señor permanece en nosotros. Este versículo no usa la palabra ungüento, sino la palabra unción, lo cual implica el movimiento o aplicación del ungüento. El ungüento es el Espíritu, y la unción es la acción o movimiento del Espíritu. Por tanto, este versículo comprueba que el Espíritu Santo, que está en nosotros hoy como el ungüento, constantemente se mueve, opera y actúa en nosotros de una manera positiva. Esto es semejante a la electricidad, la cual continuamente circula por toda la casa en forma de corriente. Si no hay corriente, entonces, en la práctica, no hay electricidad. Por tanto, a fin de que haya corriente eléctrica en la casa, la electricidad debe moverse, circular y fluir constantemente en toda la casa. De la misma manera, el Espíritu Santo se mueve continuamente en nosotros. Sin embargo, el problema qu