PRESTAR ATENCION AL CONTACTO PERSONAL


En sexto lugar, los que se ocupan de la obra que se lleva a cabo entre los jóvenes, tienen que prestar atención a la obra personal. El poder y la eficacia de una obra personal entre los jóvenes es mucho mayor que la que se lleva a cabo por medio de las reuniones. Las reuniones grandes no logran mucho efecto en los jóvenes; se obtienen mejores resultados con el contacto individual. Cuando reunimos a los jóvenes, por lo general lo único que podemos hacer es darles un mensaje y cuanto mucho lograr un poco de avivamiento. El énfasis de la obra genuina entre los jóvenes reside en el contacto individual. Si alguien me preguntara: “Hermano Lee, ¿cómo llevaría a cabo la obra entre los jóvenes?”, yo le contestaría: “Puedo hacerlo sin celebrar ninguna reunión grande con ellos en todo el año; trabajaría con ellos uno por uno mediante el contacto personal”. Una obra de esta índole parece fragmentaria y una pérdida de tiempo. Puede ser que sólo tengamos contacto con una persona en una hora, y a veces tal vez no contactemos a nadie durante la mitad del día. Tal vez esta manera nos parezca una lamentable pérdida de tiempo, y menos efectiva que llevar a cabo reuniones grandes, en las que podemos hablarles a centenares de personas a la vez. No obstante, la experiencia nos enseña que es inútil llevar a cabo reuniones grandes con los jóvenes; si lo hacemos todo el año, es posible que no obtengamos muchos resultados. Lo único que ganaremos será a algunos jóvenes superficiales. Sin embargo, debemos recordar que si prestamos más atención al contacto individual, aunque no ganemos a una persona para el Señor en un mes y tan sólo ganemos a una cada dos meses, aquel a quien el Señor gane mediante el contacto personal valdrá mucho. Además, él hará contacto con otros al igual que nosotros hicimos contacto con él. Tal vez sólo ganamos a uno para el Señor, pero con el tiempo, el uno se convertirá en dos, los dos se convertirán en cuatro, los cuatro en ocho y los ocho en dieciséis, y cada uno de ellos tendrá una base sólida. De este modo, después de un tiempo veremos que se han obtenido un gran número de jóvenes.
Espero que aquellos que sirven con los estudiantes jóvenes, lo hagan mediante el contacto individual, ya sea trayéndoles a la salvación, ayudándoles a ser espirituales, o guiándoles a predicar el evangelio. De 1946 a 1948, cuando estábamos en las regiones de Shangái y Nankín, no teníamos reuniones de estudiantes ni de jóvenes. La mayor parte de nuestra obra era llevada a cabo por el contacto individual; sin embargo, el resultado fue bastante bueno. Si los hermanos descuidan el contacto individual y sólo prestan atención a las reuniones grandes de jóvenes, puedo decirles con certeza que después de haber conducido tantas reuniones, la obra entre los jóvenes terminará en algo superficial, como la arena suelta, sin fundamento. De esa manera no será posible producir jóvenes estables. Si desean producir jóvenes estables, tienen que hacerlo con el contacto personal. No deben desanimarse con ninguno de ellos; más bien, deben dedicar el tiempo necesario para tener contacto con cada joven de manera personal.
Sin lugar a dudas, se necesita destrezas para poner en práctica el contacto personal. Pero si practican seriamente este asunto, poco a poco adquirirán experiencia y discernimiento; sabrán a cuál joven entre tantos deben contactar primero y ganarlo para el Señor. Luego, después de que ése sea ganado para el Señor, se debe contar con un hecho innegable, a saber, que una vez que lo han atraído de esa manera, él atraerá a otros de la misma forma. Esto funciona como una máquina con muchos engranes; cuando un engrane da vuelta, todos los demás también lo hacen. Siguiendo esta manera se producirá un efecto exponencial en los jóvenes; se producirá uno tras otro, tal como la multiplicación interminable de la procreación. Por tanto, aunque no haya reuniones grandes, muchos serán salvos y motivados a amar al Señor. En ese momento podrán comenzar a tener reuniones grandes, y todo lo que les hablen, ellos lo recibirán. Entonces las reuniones serán cien por ciento eficaces, y ustedes lograrán ganar para el Señor jóvenes estables y realizaran una obra profunda en ellos.
Cuando tenemos contacto personal con los jóvenes, por un lado, debemos relacionarnos con ellos de manera general, tratando por igual a todos; por otro, debemos tener un contacto específico con cada uno. Lo que quiero decir es que necesitamos ejercitar nuestra perspicacia espiritual y seguir la dirección del Espíritu para discernir a quién debemos conducir primero al Señor. Luego, debemos enfocar nuestros esfuerzos en ellos para ayudarles a recibir la salvación del Señor. De la misma manera, entre tantos hermanos y hermanas jóvenes, necesitamos descubrir quiénes son aptos para causar un impacto en otros, una vez que sean ganados para el Señor. Entonces, debemos centrar nuestros esfuerzos en ellos primero y ayudarles a amar y seguir al Señor. Así, cuando ellos sean levantados, ejercerán una gran influencia en los otros hermanos y hermanas jóvenes.
Por tanto, al servir entre los jóvenes, por un lado, necesitamos un amplio contacto con ellos, en una manera general; y por otro, necesitamos un contacto específico con ellos, para ayudar a aquellos que puedan ser los primeros en entregarse al Señor y así atraer a los demás. Si logramos que alguno pueda dedicarse al Señor, ése irá y ayudará a otros aun sin que le enseñemos cómo hacerlo. Debido a que le hemos ayudado de esta manera, él ayudará a otros de la misma forma. Como resultado de esto, uno se convertirá en dos, dos en cuatro y así sucesivamente. Esto es semejante al efecto de las ondas que se producen en la superficie del agua cuando se lanza una piedra en el centro. Las ondas siguen esparciéndose hasta que finalmente cubren toda la superficie del lago. Sólo entonces podemos llevar a cabo reuniones grandes que den resultados. Si llevamos a cabo reuniones grandes desde el comienzo, habrá un logro de un veinte por ciento y el ochenta por ciento restante será cero. Pero si estamos dispuestos a comenzar con el contacto individual y luego continuar con las reuniones grandes, los mensajes que daremos serán prácticos, y nuestra obra producirá un resultado de cien por ciento.
Todos los puntos anteriores son producto de las experiencias que he tenido en la obra entre los jóvenes en años recientes. Todo asunto tiene su propia complicación y requiere experiencia. En particular, asuntos como conducir las personas a la salvación, ayudarles a amar al Señor e inculcarles el deseo de servir al Señor, son muy profundos y delicados, e incluyen muchos puntos complicados. Ciertamente es la obra del Espíritu, pero todos sabemos que el Espíritu necesita personas apropiadas que puedan coordinar con El. Algunos pueden coordinar con el Espíritu, y otros no. Algunos son útiles en las manos del Espíritu, y otros no lo son. Debemos prestar atención a estos asuntos y estudiarlos al hacer esta obra.
Los seis puntos que he compartido con ustedes, son sólo una introducción. Si están dispuestos a recibir esta palabra de comunión y a seguir adelante, aprenderán y progresarán. Incluso hallarán mejores formas de conducir a los jóvenes al Señor con miras a que reciban la salvación.
Hermanos, les repito que el Señor necesita enormemente a los jóvenes. Esta generación necesita a muchos jóvenes que dinámicamente reciban la salvación de parte del Señor y que sean dirigidos por El para ser vasos útiles en Sus manos. Que el Señor nos conceda gracia en Su obra y en la iglesia para que valoremos las almas de los jóvenes como el tesoro que son. De esta manera, no sólo dejaremos de reprimirlos y perjudicarlos, sino que los atraeremos dinámicamente, los perfeccionaremos, los guiaremos y los cultivaremos, a fin de que experimenten la salvación y reciban la edificación necesaria para ser útiles en las manos del Señor. Espero que todos los hermanos y hermanas oren por este asunto delante del Señor por causa del futuro de Su obra.

Fuente: Cómo guiar a los jóvenes, by Witness Lee
 

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