Seguros en Su mano

Juan 10:28-29 “y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de Mi Padre.”
“La mano del Padre con la cual El nos escoge en amor, conforme a Su propósito ([Jn] 17:23; 6:38-39), y la mano del Hijo, con la cual El nos salva por Su gracia para que se cumpla el propósito del Padre ([Jn] 1:14; 6:37), tienen el poder que guarda, y protegen a los creyentes. La vida eterna nunca cesará, y las manos de Padre y del Hijo nunca fallarán. Por lo tanto, los creyentes disfrutan de una seguridad eterna y nunca perecerán.”*
¡Que certeza bendita! Cuando escuchamos la palabra de Dios y le recibimos, también recibimos este hecho divino e irreversible: nacimos de Dios (Juan 1:12-13). Esta verdad es un gran consuelo a nosotros y un fundamento sólido para nuestra vida cristiana. No importa cuantas situaciones desesperadas nos asalten, podemos rechazar cualquier duda que venga a nuestro corazón al pararnos firmes sobre lo que la palabra de Dios dice. El nos ha prometido vida eterna y no nos perderemos eternamente (Juan 3:16). Tenemos esta certeza porque nuestro Dios es fuerte. Nada ni nadie nos puede arrebatar de Sus manos y nada ni nadie nos puede separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro (Ro. 8:38-39). El no solo es más fuerte que Su enemigo; El también es más fuerte que nosotros. Aún si tratásemos, nunca podríamos separarnos. ¡Aleluya!
LM
*Nota 1 sobre Juan 10:28-29, tomada del Nuevo Testamento, Versión Recobro, publicado por Living Stream Ministry y disponible de manera gratuita a través de www.rldsa.org.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ser nutridos por la palabra de Dios

LAS FUNCIONES DE LA BIBLIA EN NUESTRA EXPERIENCIA

Los Dos Olivos, una librería particular en Córdoba